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jueves, 21 de abril de 2011

Hola de Nuevo, viejo amigo (parte 4)




-¿Qué hago aquí?
   
-Querías hablar conmigo, ahora podemos hacerlo tranquilamente... este lugar está reservado solo para nosotros, nadie nos molestará aquí...
   
-Pero estamos en mitad del desierto... ¿No tienes otro sitio un poco menos arenoso...?- Al tiempo que lo decía cogió con sus manos un poco de arena y la dejó caer
   
Atem sonrió.
   
-¿Qué te hace tanta gracia si se puede saber?- Seto lo miró inocente y desafiante a la vez...
   
-Claro...- Atem se inclinó ante Seto y como por arte de magia aparecieron en la habitación de Atem en el palacio que pertenecía a Atem...- ¿Esto le gusta más Kaiba?- dijo alzando ligeramente la cabeza para mirarle e esos ojos en los que quería perderse, como tantas otras veces lo había hecho...
   
-¿Dónde estamos?- dijo Seto algo más incómodo que la primera vez
   
-Ya te lo he dicho, en mi mundo, estamos dentro de mi mente, de mi espíritu, controlo este lugar a mi antojo.
   
-¿Por qué yo estoy aquí?- preguntó
   
-¿No eras tú el que ha venido a buscarme, no eras tu el que quería hablar conmigo...? Ahora somos iguales, tu y yo... Te has quedado dormido Seto, por eso estás aquí... En el momento en que despiertes... desaparecerás de este mundo...
   
-¿¡Quién te ha dado el permiso o el derecho para traerme a este lugar sin decirme nada y por tu propia decisión!?- dijo enfadado, pero es el momento en que terminó de hablar vinieron a su mente las palabras de Iria... "Hazme el favor de ser sincero contigo mismo" bajó la mirada y la desvió al lado contrario en el que estaba Atem.
   
-¿Seto... ocurre algo?- Atem se le acercó y para sorpresa de Seto lo cogió del brazo, y sintió como la mano de Atem le cogía del brazo y sintió como aquella cálida mano lo aferraba con seguridad, pero sin apenas mostrar fuerza... Seto se lo quedó mirando a aquellos ojos en los cuales también se había perdido en varias ocasiones y no pudo evitar mostrar una cara de sorpresa. Simplemente lo había cogido y notaba como su corazón se aceleraba...
   
Por otra parte Atem, ya llevaba tiempo nadando en los ojos de Seto sin rumbo previo ni fijado, pero el corazón de este no sólo se aceleraba por momento, si no que, como siempre, le hacía la competencia al de Seto... Allí se quedaron durante unos segundos mirándose a los ojos, sin nada que decir... Cuando Seto pudo reaccionar Atem sabía que se había terminado por hundir en la mirada de kaiba y este le soltó y se sentó en la cama... Seto lo seguía calculaba meticulosamente cada movimiento y barajaba sus posibilidades, pero siempre en silencio y con un rostro en el que procuraba no mostrar más de sus sentimientos excepto aquella cara seria que él ya le tenía acostumbrado a mostrar...
   
-Set...
   
No pudo terminar si quiera de pronunciar el nombre de aquel que le estaba besando y atravesando el corazón hasta quedar casi perforado por completo, Atem solo podía asombrarse de que Seto lo estuviera cogiendo de la barbilla e inclinado frente a él saboreaba esos labios milenarios que apenas mostraban alguna queja. Seto no podía tampoco creer que estaba allí y haciendo eso, pero... solo quería dejarse llevar, por primera vez sólo iba ha hacer lo que le decía su instinto... Seto se quedó de rodillas delante de Atem y apoyando su cabeza en las rosillas de éste... solo se sentía miserable y confundido...
   
-¿Por qué Atem?- Él lo miró- ¿Por qué no podía dejar de pensar en ti, por que no podía hacer que desaparecieras de mi cabeza...?
   
-Seto yo... yo...también sentía que te necesitaba... lo siento
   
-¿Qué...?- preguntó alzando solo la cabeza
   
-A veces, aparecía ante ti por que quería verte Seto, a veces no era solo tu imaginación...
   
-Y pensar que he dejado a Mokuba al cargo de la kaibaCorp por venir a buscarte... Debo haberme vuelto loco...
   
-Sí... eso mismo he pensado yo muchas veces...
   
Atem levantó al cabeza de Seto y volvió a besar los labios de aquel que estaba arrodillado ante él, lo levantó hasta que ambos estuvieron de pie... y después Seto empujó a Atem para tumbarlo en la cama, lo miró desde arriba y le sonrió con cara de entre maldad y mucha picardía. Atem parecía medio drogado y solo miraba a los ojos azules de su mayor rival. Seto había perdido el control y su cordura, se habían hundido en los ojos violetas de Atem, y aún siendo consciente de esto... solo se dejó llevar por el deseo que ardían dentro de su cuerpo.
   
Seto acorraló a Atem entre sus brazos y volvió a besarlo, ya nada importaba, la locura dentro de su cuerpo lo había llevado a tal extremo que la vergüenza y el orgullo se habían quedado estancados en los ojos de Atem mientras que estos ojos tampoco dejaban que ese orgullo volviera a su dueño. Subió una de sus piernas y las puso entre las de Atem que caían suavemente de la cama reposándose cuidadosamente en el suelo, los brazos de Atem se aferraron a su camiseta impidiendo que de algún modo Seto pudiera separarse de él, y así, sin poder hacer nada por evitarlo ni queriendo hacerlo, sus brazos se deslizaron por todos lo botones que tenía en la camiseta, y uno a uno se fueron desabrochando, poco a poco y sin dejar que Seto se separase de él...

Cuando Seto quiso darse cuenta ya no tenía puesta la camisa, y las manos de Atem se deslizaron por su pecho y tronco hasta llegar al botón y la cremallera del pantalón, mientras Seto ya había levantado la mano y subido la pierna izquierda para dejarla por fuera de las de Atem y deslizaba aquella inocente mano por el trasero a Atem y con la firme intención de introducirle el dedo corazón, Atem no pudo evitar soltar un jadeo cuando Seto lo hizo, pero Seto lo besó aun con más intensidad que antes, sin saber exactamente como Seto se había quedado sólo con sus bóxers azul marino. Por otra parte Atem se había quedado totalmente desnudo y deseaba que aquello no terminara nunca, por primera vez aquel momento sería único para los dos, ambos seguían intentando que él otro fuera el primero en sacarlo de sus casillas, pero de otra manera muy diferente al juego que llevaban ellos de: "Ahora te fastidio yo y luego sé que me fastidiarás tu, si yo no me vuelvo a adelantar..."

Atem se despegó de los labios de Seto y lo miró a los ojos, Seto, abrió lenta y seductoramente los ojos a sabiendas de que Atem esperaba aquella mirada, y mientras paseaba su mano por el cuerpo de faraón acariciándolo y a la vez tentando considerablemente a Atem que intentaba escapar. Llo peor que pudo hacer fue darse la vuelta, ya que el siempre calculador empresario aprovechó la ocasión para meter su brazo y coger el tronco de Atem apoyándose como palanca su hombro derecho, porque éste tenía ese brazo extendido. Seto se preparaba el terreno, cayó delicadamente sobre el cuerpo de Atem y mordió y lamió su oreja, lo que causó que Atem no pudiera resistir tal tentación y deseó que lo hiciera rápido y que aquello durara mucho, rezó en varias ocasiones por que Seto no se despertara nunca.
   
-¿Estas listo?- fue lo que se oyó después de unos segundos, aquello ya no podía ser peor, Atem había llegado al límite de su aguante y ni siquiera pudo decir que sí, sólo un leve, levísimo ruido causado a la rápida respiración que tenía le dio la señal a Seto para que aquel juego llegara a su parte cumbre, ninguno de los dos podía aguantar más. Su cuerpo les pedía que se colmaran del deseo reprimido por tanto tiempo.
   
El dolor que sintió Atem en aquel momento fue lo suficiente como para retrasar aquel desesperado momento, Atem gemía ya más por placer que por el dolor y Seto simplemente se limitaba a embestirle con fuerza y rapidez. Atem había llegado a su límite...
  
-Seto...- dijo entre gemidos- voy a... Ah…
   
Y Seto lo único que pudo hacer fue aumentar la velocidad, que causó que los gemidos de Atem aumentaran,  lo que causó a su vez, que el aguante de Seto se debilitara a tal extremo que nada más que Atem gritó proclamando que para él había llegado el final Seto casi a la par soltó el último gemido que lo derrumbó sobre el cuerpo de Atem.
   
Seto la sacó  de Atem con cuidado y se sentó mirando a Atem, mientras este ruborizado tenía la mirada perdida y cogía aún con mucha fuerza la ligera sábana que había en la cama, se sentó sobre sus rodillas y miró a Seto muy ruborizado. El castaño volvió a coger la cara del faraón y lo besó de nuevo, los ojos de Atem aún contenían algunas lágrimas perdidas, Seto se dio cuanta en seguida y tras separarse de él lo miraba dulcemente. Atem se sorprendió al ver la cara que por primera vez Seto le había mostrado a su rival, aun sin soltarle el rostro lo acercó de nuevo con violencia a su cara, pero su fin no era un beso, aunque Atem ya había cerrado los ojos y solo se dejó llevar por Seto.
   
-¿Qué piensas hacer a partir de ahora Faraón?- Atem abrió los ojos y observó que se encontraba a un escaso centímetro de los ojos de él...
   
-¿A qué te refieres?-preguntó algo incómodo.
   
-¿Cuánto crees que aguantarás sin mí?- Atem abrió aún más los ojos y desvió la mirada entristecida hacía otro lado, no lo había pensado, sólo quería aprovechar aquel momento que gracias a los dioses había conseguido, pero no había podido pensar más allá de esto que acababa de conseguir.
   
Seto sintió que algo lo estaba despertando, algo del exterior se lo llevaba... y antes de desapareces del todo sólo se le ocurrió decir:
   
-¿Seguirás atacándome por las noches...?- su voz iba desapareciendo a la par que su cuerpo, a Atem se le dibujó en la cara un rostro de horror al ver como aquello que tanto trabajo le había constado conseguir se iba esfumando delante de él. -Hasta la próxima Atem...- fue lo último que se oyó tras desaparecer Seto.
   
Seto se despertó y tuvo que correr para coger el teléfono.
   
-¿Sí?- dijo con un tono dulce recuperándose aún de lo que acababa de pasar.
   
-"¿Seto?"- Mokuba estaba al otro lado-"¿estás bien? se te oye como... dormido".
   
-Sí Mokuba me he quedado dormido- miró por la ventana- Además aquí ya es de noche.
   
-"Vaya… Lo siento es que los empresarios empiezan a preguntarse donde estás y... por qué no estás y... en fin empiezan a decir cosas raras..."
   
-No te preocupes Mokuba- se miró el pantalón y no pudo negar una cara de asombro... estaba totalmente envuelto en sudor... y algo más que provenía de más abajo...-volveré pronto, quizá en un par de días, no creo que sea mucho más...-
   
-"Está bien, informaré a Crocket para que vaya repostando el Jet-Dragón y pase las revisiones adecuadas..."-
   
-Avisaré de todas maneras con tiempo para no que haya problema alguno...-
   
-"Muy bien ya nos veremos pronto hermanito, cuídate"- y el joven Kaiba colgó
   
Seto aprovechó para meterse de cabeza a la ducha, una vez duchado volvió a coger agua y metió la ropa que llevaba en la bañera, y con gel del cuerpo que había limpió la ropa a fondo, maldijo a ese faraón unas cuantas veces desde lo más profundo de su corazón y una vez frotada y limpia la aclaró y mientras o hacía las imágenes iban sucediéndose una tras otra en la mente de éste, según iba volviendo a vivir la tensión su color d piel iba tomando cada vez  un rojo más fuerte, hasta que decidió que ya era suficiente y escurrió la ropa para dejarla en la ventana y que se secara con los primeros rayos del sol...
   
Esta vez se puso los pantalones que tenía de pijama y se acostó para dar por finalizado el día... A la mañana siguiente mandó un correo a su hermano para que fuese preparando las cosas y le ordenó, por si acaso, que arreglara la casa y su habitación por que no quería ver la habitación de Mokuba hecha una ruina, él por su parte empezó a hacer la maleta, en cuanto estuviese todo listo le llamarían al móvil para avisar de que fuese al aeropuerto por que el jet llegaría en breve. Cuando ya hubo terminado con eso se dirigió a la salida del hotel para intentar comunicarse con Iría, no iba a irse sin al menos agradecerle lo que había hecho por él. Era raro que Kaiba se comportase así, él mismo se sintió algo diferente, pero de verdad lo había ayudado y estaba agradecido. Así pues, se presentó en el hotel que la recepcionista le había dado y preguntó por su habitación, subió y llamó a la puerta...
   
-¿Quién?- se oyó al otro lado....
   
-Soy... Kaiba...- saltó del interior de la ducha, se puso lo primero que encontró, la misma ropa con la que recibió a faraón y abrió la puerta...
   
-Hola... ¿qué haces aquí?- dijo algo alterada aún por la carrera.
   
-Perdona, ¿te pillo en mal momento?... Sólo quería despedirme, ya me voy...
   
-¿Qué, ya, tan pronto, pero...?- Seto la abrazó... Seto nunca abrazaba así a la gente, pero a ella se lo debía, cosa que aceleró el latido de Iría, le susurró un gracias en un tono que por supuesto no podía repetir, y de pronto alguien gritando por el pasillo hizo que se separara de ella del susto que le pegó. Era el querido jefe de Iría...
   
-Mira por dónde, pensaba que esto era sólo para guías, nada de clientes ni amantes...- Iría se sonrojó un poco y se apuró.
   
-Tu eres su jefe ¿no?- le dijo
   
-No se admiten amantes en el hotel, debo pedirle que salga de aquí, además... ¿qué le ha visto a ella? si no es más que una don nadie...
   
Seto dio un golpe a la pared y se agachó para mirarlo a los ojos.
   
-Esta don nadie tiene nombre y es la mejor persona que he encontrado hasta ahora, además usted no sabe con quien habla ¿verdad? Más le vale no perderme el respeto, podía hacer que le despidieran...
   
-¿Usted y cuantos más...?- si algo no soportaba el jefe era que le infravaloraran, pero esta vez fue a meterse con el menos indicado...
   
-Yo soy Seto kaiba, y la compañía que dirijo... La KaibaCorp.- Solo hizo falta decir eso...
   
-Esta bien... vale, vale lo siento mucho hagamos como si esto no hubiera pasado... ¿sí?...Bueno... ya hablaremos tu y yo...- le dijo a Iría en un tono más bajo y en egipcio para que Seto no lo entendiera, pero... volvió a equivocarse...
   
-Más le vale que no haga tonterías, ella le proporcionará una fortuna si no le causa problemas... y la deja tranquila.
   
-Ella es mía- le dijo el jefe.
   
-Me temo que no...- se oyó una voz que provenía del pasillo.
   
-¿Quienes son ustedes?
   
-Seto ¿qué demonios haces aquí?-
   
-¿Marik...? El que faltaba... No es asunto vuestro...
   
-Bueno, el caso es que cierto amigo nuestro nos ha pedido que la saquemos de este antro, parece que le debes algo a un viejo amigo nuestro y nos ha pedido que te contratemos- dijo Isizu
   
-Es... At...
   
-Sí, ¿te vienes con nosotros?- le dijo Marik
   
-Sí... o sea... lo siento ex-jefe pero me da nauseas el hecho verlo así que me voy... Y… buen viaje Seto...- dijo dedicándole una sonrisa.
   
-Sí, gracias, ya nos veremos...- le dijo mientras se dirigía hacia el hotel a esperar una respuesta.
   
Iría recogió sus cosas y se fue tras Marik e Isizu.
   
-¿Me pregunto que pasó entre esos dos y tu?-dijo Isizu
   
-Sí, no es normal que Seto se comporte así, además Faraón últimamente estaba muy raro...
   
-Ya... bueno... instinto femenino...- les dijo con una sonrisa mientras cargaban el coche en el que esperaba Odión para ir a la casa de los Istar y vivir una nueva a ventura...
   
Seto sólo pensaba en qué pasaría ahora entre los dos pero lo sacó del trance la llamada de su hermano de media tarde diciendo que el Jet ya estaba llegando al aeropuerto y no tardaría mucho más, que se fuera hacia allí. Cogió un taxi y asombrosamente vio a su hermano en el Jet...
   
-¿Desde cuando vas en la cabina del piloto?-
   
-Desde que tu no estás en casa... ¿Que tal el viaje?
   
-Bien...- de repente Seto cayó en la cuenta... -Mokuba... ¿¡qué diablos haces tu aquí, deberías estar en el colegio o haciendo deberes!?- dijo nervioso
   
-Asique... ese secreto de dónde estabas era en Egipto…- dijo cargando la maleta de viaje y el maletín... -¿para qué?- Seto ignoró la pregunta de su hermano y se subieron ambos al Jet.- Venga, contéstame Seto...
   
-Aún no hemos llegado a casa Mokuba, no seas impaciente...- “Por lo menos por el camino podré pensar que le digo...” pensó.
   
-Está bien...

   
Cuando llegaron y descargaron el equipaje Seto ya había pensado cómo contárselo a su hermano, fueron al despacho de Seto, Mokuba se sentó en el sofá como estaba acostumbrado, Seto en su silla del despacho y... empezó...
   
-Digamos que tenía que hacer allí algo importante...
   
-¿Hablaste con Atem, verdad? ¿Cómo está?- preguntó con impaciencia
   
-Bien...- dijo Seto con miedo.
   
-Y... ¿vendrá a vernos, no?-
   
-No puede... recuerda que es sólo un espíritu.
   
-Vaya, se te ve de buen humor y con buena cara...- Seto se puso algo nervioso cuando su hermano se subió al escritorio y lo miró a los ojos...- Sí... lo veo en tus ojos... ¿Te lo pasaste bien?-
   
-¿A qué viene eso?- Seto trataba de mantener la postura...
   
-Deberías haber ido antes en estos dos años, pensaba que te habías olvidado de él...
   
-¿Qué?- fue lo único que salió de la voz temblorosa que no pudo ocultar.
   
-¿Ya se los has dicho?- Seto veía como su hermano llevaba un hilo en la conversación que ha él se la había perdido hace tiempo...
  
-¿Qué?- repitió esta vez con miedo
   
-Seto está claro... ¿le has dicho ya que lo quieres?- Los planes de Seto acababan de saltar desde un decimocuarto piso hacía abajo, sin paracaídas... directos al suelo...
   
-...Sí ...- Mokuba dio saltos de alegría mientras Seto se ponía rojo y deseaba que la tierra lo tragase hasta deshacerse por la lava... -Por cierto Mokuba- volvió a conseguir esa fachada intocable que acostumbraba a tener-... esto es sólo confidencial, nadie debe saberlo, entre tu y yo...-
   
-Sí Seto, no te preocupes, secreto amoroso de mi hermano... archivado y bajo seguridad...-Seto sentía como Atem, su orgullo y su dignidad hacían un circulo a su alrededor y se reían a carcajada limpia sentenciando su final...

   
Aquella noche, cuando Seto acabó de organizarlo todo para recuperar el tiempo perdido, apagó el ordenador, las luces y se dirigió a su habitación para disfrutar de un poco de tranquilidad confort y el hecho de que echaba mucho de menos su cama por las noches... Cuando encendió la luz y se puso el pijama se quedó paralizado al mirar hacia la cama...
   
-¿Qué estás haciendo aquí...?- dijo Seto un poco sonrojado e incrédulo...
   
-Esperar a que te duermas, Seto...-

Hola de Nuevo, viejo amigo (parte 3)



 -Sí...- dijo tan asombrado como pudo al ver toda aquella sala de tesoros y bañada en oro; ella retrocedió y se quedó a su lado.
   
-Desde luego no hay duda de que fue alguien muy importante y querido, sólo le queda que sea guapo- dijo sonriendo con felicidad, después le ordenó a ambos que como tocaran algo que la maldición de Atem caería sobre ellos.- Por último solo decirle que aquí está todo lo que pueda querer de él, espero que lo encuentre, estaremos fuera... desde luego me gustaría haberlo conocido...- dijo mientras se iba y se dirigía por donde había venido arrastrando a ambos con ella. Antes de salir le dio suerte y siguió su camino hacia la sala de antes tal donde le había dicho a Seto que le esperaría.

Cuando se aseguró de que ellos ya se habían alejado lo suficiente se giró de nuevo donde estaba la tumba y pronunció su nombre...
   
-Atem, ya estoy aquí...
   
Y después de algunos segundos el espíritu de Atem se materializo delante de Seto y lo miró a los ojos, no pudo disimular su asombro al ver a Seto fuera de su oficina, de la ciudad e incluso llamarle por su nombre y aparecer en su tumba.
  
-¿Qué quieres, Seto?- le preguntó intrigado
   
-Quería hablar contigo Atem...- Ni siquiera sabía como seguir la conversación y decirle que no podía quitárselo de la cabeza.
   
-¿Hablar?-
   
-No me lo hagas más difícil Atem, no me vengas con preguntas con entonación de sorpresa.
   
-Lo siento pero es que ya me sorprende el hecho de tenerte delante de mí. Por cierto ¿cómo van Yugi y los demás?-
   
Seto no pudo ocultar un gesto de dolor, apretó los dientes y cerró los puños con fuerza...
   
-Muy bien Atem, vengo a ver... a hablar contigo y lo primero que se te pasa por la cabeza es ese estúpido de Yugi que lo único que sabe hacer es decir que la KaibaCorp le está ayudando mucho y que somos muy buenos que ellos...-
   
-¿Qué?- preguntó algo perdido...
   
-Tu amigo está de vacaciones por que seguramente le estresa el poder de la fama...
   
-¿Yugi trabaja para la KaibaCorp?- preguntó
   
-Pues sí. Desde que te fuiste digamos que la fama se la quedó él y... lo utilizamos para que haga algunos viajes y gane algo de dinero, la tienda del abuelo no da para mucho más...
   
-Seto... ¿a qué has venido?
   
Ahora era cuando venía lo más difícil de decir, se acercó a él y extendió la mano con el intento de agarrarlo de la camisa... pero su mano traspasó el cuerpo, y no pudo evitar mirar a la mano que había traspasado su cuerpo, la cerró y la abrió un par de veces y lo volvió a mirar... Su instinto le hizo girarse y dirigirse hacia la salida. Sus pasos eran inseguros, en su mente el  echo de irse o de quedarse discutían sin tregua hasta que se vio saliendo de aquella sala y como Iría empezaba a ser objeto de uso para aquellos  dos que estaban medio acosándola, él se dirigió a ella y le dijo que había algo dentro de aquella sala que debía ver.
   
Se dirigió un poco aliviada y extrañada y entró en aquella sala, por desgracia o cosa del destino vio a Atem allí como herido, y sin saber muy bien que era lo que había pasado en ese momento.
   
-Tu eres Atem... ¿verdad?- dijo Iría
   
-¿Quién eres tú?- preguntó
   
-Soy... soy quien ha contratado Seto para que lo lleve hasta aquí dentro y... encontrarte... supongo, el caso es que... él no tiene pinta de estar aquí, parece... un amargado que solo piensa en los beneficios para su empresa y... poco más...
   
-No solo su empresa, también su hermano pequeño...
   
-¿Tiene hermano pequeño?-
   
-Sí, lo cuida muy bien...
   
-¿En serio? Perdona me parece muy raro estar hablando con un muerto de hace 3000 años del hermano pequeño de un cliente...- sonrió
  
-¿Qué crees que quería decirme...?
  
-¿No se lo has preguntado?
  
-Sí, pero intentó tocarme y al atravesarme se fue como... decepcionado, es raro ver a Seto así...
  
-Mi instinto femenino me dice que si él no vuelve deberías ir a buscarlo antes de que salga de Egipto, y eso podría ser muy pronto...
   
-Siempre me ha sido muy difícil saber que es lo que en realidad se le pasa por la cabeza...- Ella miró la hora
   
-Ya... bueno... es hora de irnos esto desaparecerá en unas horas y sería muy difícil salir... Ha sido un placer conocerte Atem...- Se inclinó ante él como si fuera un Rey.
   
-Ya veo... has sido tú quién me ha dicho que tenía visita... Pensaba que sería Isizu...-
   
-No, ella está... Creo que está ayudando en una nueva excavación...
   
-Ya... ha sido un placer también... Será mejor que vuelva a dormir...
   
-Adiós...- ella se giró y se dirigió a la salida, antes de salir se giró y a pesar de que Atem ya no esta presente ella dijo en voz alta que quizá, él le necesitara... Después siguió hacia fuera y los volvió a guiar a la salida, acompañó a los egipcios hasta la agencia donde se los habían encargado y luego acompañó a Seto hasta el hotel.
   
-Si mañana quieres otro paseo antes de irse... avíseme.
   
-Sí, no te preocupes, buenas noches...
   
-Hasta luego- le dijo con una sonrisa.
   
A la mañana siguiente como siempre Seto se duchó, se vistió y encendió el portátil, respondió al mail que le había dejado su hermano en respuesta al primero que éste escribió y solo salió a dar una vuelta por el hotel, cuando se dio cuenta estaba en el comedor en la fila para desayunar y... ya que estaba no desaprovecharía el momento, así pues sin más se sentó en una de las mesas para dos personas y allí empezó a beber su taza de café con un par de tostadas mientras repasaba un periódico.
   
Después del entrañable desayuno subió de nuevo a la habitación, y se tumbó en la cama mirando al techo... “sin duda... no debería haber venido... pero... seguiría sin poder quitármelo de la cabeza... aunque... tampoco en que haya hecho que se esfumara para siempre... ¿debería volver a ir...? ¿Y qué haré una vez que haya llegado...? Lo llamaré y será como ayer, sin dejar nada en claro... ¿por qué un faraón que lleva 3000 años muerto? Maldita sea... si él no hubiera aparecido en mi vida...” Sonrió “si él no hubiera aparecido en mi vida... yo... sería un engreído de mierda... no había nadie que pudiera conmigo... y... me habría convertido en un muñeco de hierro...” Definitivamente no podía dejar de pensar en él, pero...él tampoco podía dejar de pensar en Seto...
  
En otro lugar no muy alejado de donde Seto se retorcía dentro de su mente, había alguien maldiciéndose por toda la eternidad... El joven se paseaba de arriba a bajo por su sala funeraria, pensando en por qué él había venido a verlo ahora, cuando él más lo necesitaba. Digamos que no era precisamente casualidad que Seto creyera verlo en todas partes si no que él quería estar en todas partes con Seto, a su lado... lo hachaba de menos, él era el único que realmente sabía que no le iba a fallar, él... él era especial... de una manera o de otra, podía ser terco, cabezota, engreído, creerse el rey de los dioses... pero es que en realidad... “Dioses... si él me escuchara se reiría mucho de mí... Pero... de verdad me gustaría saber por qué vino... ¡Espera!... Ella podría saberlo...” Atem escogió el momento menos oportuno para dejarse ver delante de Iría, esta entraba en el baño y a punto de entrar en la ducha cuando se dio cuenta que Atem había aparecido en aquel momento...
   
-¡Lo siento, lo siento, lo siento mucho...!- decía Atem mientras salía del aseo rojo como un tomate mientras Iría gritaba como una posesa y se tapaba con la toalla que no había terminado de soltar de sus manos.
   
-¡Deberías llamar antes de entrar!- gritaba mientras cerraba la puerta y se metía en la ducha...
   
-Lo siento es que... quería hablar contigo.-
   
-¿Conmigo?- dijo en un tono normal- Pensaba que habías hablado con Seto anoche...
   
-No... no lo hicimos, intentó tocarme y... se fue, quería preguntarte si tu... sabías por qué había venido...
   
-Pues, sólo dijo que quería ir a la tumba del faraón sin nombre... y... lo llevé, me preguntó que si conocía a Solomon Moto, ¿es un conocido vuestro?
   
-Sí... fue el que resolvió el puzle y me sacó de... esa prisión, no sé si estás enterada...
   
-Sí, vaya así que El Rey de los juegos fue... tu cuerpo durante algún tiempo...
  
-Sí, Solomon es su abuelo...
   
-Ah...- un largo silencio, ella se vistió y abrió la puerta del aseo, iba con unos vaqueros cortos y una camiseta cortada que le estaba gigante, con el pelo mojado y sin peinar...
   
-¿Qué crees que debería hacer?- Atem se había quitado la capa roja y algunas joyas, vestía con unos pantalones bombachos blancos y detalles en morado y negro. La verdad ella quedó impresionada al ver la figura lamentable que tenía el único faraón que ella había admirado desde siempre y no sabía si aquello era fantasía o realidad... Le miró los ojos, su mirada perdida y su postura de sentado en el borde de la cama con el peso hacia a tras y apoyado por las palmas de sus manos lo hacía aun más atractivo que la noche anterior en aquella sala.
-Para ser una momia pareces bastante real- y se acercó con un dedo a ver si podía tocar su piel, pero igual que había pasado con Seto su imagen era solo un espíritu, no una persona real... Se sentó a su lado suspiró y lo contempló durante unos segundos...
   
-Si no fuera una mujer... posiblemente no lo diría pero... ¿le quieres, verdad?- de repente su rostro cambió a un "mierda, me han pillado" pero ella siguió con lo que tenía que decir- desde luego, parece mentira que hayas salvado al mundo...- Atem la miró- deberías ir a hablar con él y dejarle las cosas claras, ya sea igual o no por su parte al menos... tú te quitarás un peso de encima...
   
-Pero... ¿como voy a denostarle lo que siento si no lo puedo tocar...?- Iría se sonrojó y pensó que no quería haber oído eso último, pero simplemente tragó y volvió a la conversación a tiempo para decirle una última cosa a faraón...
   
-Sabes... oí decir a Marik que una tal Tea le había contado no sé que cosa de que estuvieron en tu mente, o en el laberinto de tu mente o del puzle o no sé qué... ¿No podrías volver a hacer eso, dejar o hacer que Seto entrara en tu mente, en algún lugar donde... seáis iguales, más o menos? Ya sabes a qué me refiero...-Iría estaba empezando a desviarse y a pensar en cosas que no quería, por suerte Atem soltó una risilla que la sacó del apuro y ambos se rieron.
   
-Sí, creo que puede funcionar... Muchas gracias por la propuesta...-
   
Antes de que pudiera decirle "de nada" abrieron la puerta de su habitación de golpe y ella se sobre saltó y miró de golpe a la puerta, su jefe estaba bastante enfadado, miró a su lado y Atem seguí allí, pero parece que él no podía verlo, lo que la alivió por el momento. Volvió a dirigir la vista a su jefe que ya casi le había metido la cara en la suya, se había quedado a unos escasos centímetros de su cara, eso siempre la ponía muy nerviosa. Él era un hombre de unos 40 años, casado  con hijos pero sin remordimientos, además le sacaba de sus casillas el que su jefe pudiera entrar en si habitación cuando quisiera.
La agencia de guías de este hombre se hospedaba en un hotel normalillo que era solo y exclusivo para guías. Era dónde estaba Iria ahora.
   
-¿Qué quieres ahora?- dijo Iría alejándose de él e invadiendo en espacio en el que se había sentado Atem incomodando a faraón
   
-Me he enterado que has guiado a un turista millonario a una tumba maldita esa que dicen que nadie vuelve... ¿Quieres que te eche de esta empresa? Por cierto, ¿con quien estabas hablando? Te he oído.
   
-Pues lógicamente conmigo misma, no ves que no hay nadie más aquí...-
   
-Ya... la última persona que se atrevió a entrar ahí la tuve que despedir por que se le iba la cabeza, ¿no querrás que te haga lo mismo verdad?
   
-No, no estoy loca, déjame en paz y salga de mi habitación de una vez...
   
-¿Desde cuando eres tu quien me da ordenes?- ella lo miraba con ira
   
-Me encanta esa mirada desafiante tuya...
   
-Déjeme en paz y vivir mi vida a gusto, le recuerdo que su mujer y sus hijos siguen esperando en el hotel bahía del Nilo a que valla ha buscarlos para la visita turística personal.
   
-Es una buena excusa pero ya me lo dijo hace un mes... dos veces no cuela...
   
-Señor, señor... su esposa e hijos están en el aeropuerto y le estás esperando...- se oyó desde la puerta
   
-Mierda... ¡enseguida voy! Tú no te escaparás la próxima vez...- se fue, cerró la puerta de portazo y se le oyó maldecir a los dioses por su mala suerte.
   
-Menudo jefe...
   
-Oh!, Atem lo siento...- se puso de pie y se sonrojó un poco...
   
-No pasa nada, pero... me preocupas no deberías aguantar eso...
   
-¿Conoces a alguien que podría acogerme? por que me he pateado todas las empresas y te aseguro que... soy una "gafe", por desgracia no se nos aprecia mucho por ser mujeres y la vida es mucho más difícil para nosotras que para ellos, de hecho, creo que soy una de las pocas que tenemos un trabajo casi fijo...
   
-No te preocupes, te ayudaré, a encontrar alguien que te contrate, así te pagaré por tu ayuda, además es hora de irme... gracias de nuevo.-
   
-De nada- dijo con una sonrisa.
   
Cuando Atem se fue ella pensó seriamente en qué iba a hacer él, pero prefirió tomárselo como una sorpresa y dejar de pensar, además ayudó el hecho de sonara el teléfono.
   
-¿Sí?
  
-Soy Seto. ¿Te molesto? Es que tenía que hablar contigo...
   
-Hola... ¿Qué querías Kaiba?
   
-¿Cree que es recomendable que vuelva a la tumba yo solo o estaría dispuesta a guiarme otra vez,  aun que eso significara perder su puesto?
   
-Desde luego le recomiendo que no valla solo, los caminos del desierto son muy traicioneros y le aseguro que es facilísimo perderse en mitad de ellos... pero ¿como sabe lo de mi trabajo?
   
-Acabo de hablar con un imbécil que dice que es tu jefe y que va ha echarte por haberme llevado a ese lugar, si estoy de acuerdo con el despido y si me encontraba bien...
   
-Ah... La verdad... no es que me moleste ir de nuevo, me da igual ¿Piensas volver?
  
-Sí, creo que es hora de decir... da igual creo que debo volver...
  
-¿...Y dejar las cosas clara de una vez?- Dijo Iria por él
  
-¿Qué, cómo...?- no lo dejó terminar
  
-Espérese, sea paciente, quizá se lleve una sorpresa, pero hágame el favor de ser sincero con usted mismo...-
   
Seto no sabía como reaccionar a eso...
   
-Bueno ya hablaremos, acuérdese de despedirse antes de irse, adiós... clic, clic, clic...-
   
En la mente de Iria se repetía “eres una vieja alcahueta, vieja alcahueta...VIEJA ALCAHUETA... Mírate Iria... das consejos de amor cuando tu eres la primera que está más sola que la una... eres de lo peor...”
   
Aquella tarde Seto ni siquiera se planteó el salir de la habitación, simplemente se quedó mirando a la ventana o se comunicaba con la empresa y con su hermano a través del portátil, y le daba vueltas a las palabras de Iria, ¿por qué la había llamado, por qué ha ella? él no solía compartir sus penas con nadie y menos con una guía de Egipto...
   
Lentamente iba llegando la noche... lenta y aburridamente el sol iba ocultándose poco a poco hasta que Seto tuvo que encender las luces de la habitación y se quedó tumbado en la cama, con el portátil ya apagado y sin nada que hacer... En su mente aun se escuchaba las palabras que le habían dicho por teléfono, "espera y sé paciente, llegará". Pero, ¿qué era lo que debía esperar, que era lo que i... iba... a... lleg... ar?....
   
Seto quedó sumido en el más profundo sueño.
   
Todo estaba oscuro... “¿dónde estoy?” se decía a sí mismo.”¿Qué es esto...? Ya he estado aquí antes...”
   
-¿Seto? Seto despierta...- se oía una voz familiar...
   
-¿Quién... qué... Qué hago aquí?- le dijo a Atem
   
-Bienvenido a mi mundo Seto Kaiba...- se levantó y le mostró un lugar ya conocido por él, era el mismo lugar donde estaba pero aún no estaba en ruinas, había vuelto de algún modo a aquel pasado que le seguía allá por donde fuera, vio el mismo reino que había visto cuando Bakura había empezado aquella tragedia y se había visto, aquella vez que Seto recordó a Kisara... Aquel lugar no había cambiado lo más mínimo, y en cierto modo se asustó al verse de nuevo metido en aquel lugar...

Hola de Nuevo, viejo amigo (parte 2)


Siguiendo con las instrucciones de Seto Croket no había elegido nada exquisito del gusto de unos reyes, simplemente uno que tuviera de todo lo necesario y estuviese bastante limpio y aseado. Esperó hasta que la recepcionista le atendiera y pidiera la llave que correspondía con la reserva, con él, Seto llevaba solamente una maleta para la ropa y su portátil, el duelo disk y su preciada baraja.

Primero colocó todo en su sitio, se dio una ducha... odiaba aquel infierno en el que se había metido... estaba empezando a odiar aquel lugar.

Pero... ya no podía dar marcha atrás, en realidad ya no quería darla, ya había llegado a ese lugar... ya no podía renunciar. Sonó el teléfono de la habitación, Seto cogió una toalla se secó un poco los pies y mientras se la anudaba a la cadera corría a coger el teléfono.

-¿Si?

-Recepción, tiene una llama del grupo que ha contratado para la excursión de mañana-

"¿Excursión?" pensó Seto...

-¿Quiere que se la desvíe a la habitación?

-Sí por favor...- dijo educadamente

-Un momento por favor...

... Durante la espera se sentó en la cama y miró a través de la ventana.

-¿Señor Kaiba, es usted?

-Sí... ¿ocurre algo?-dijo

-¿Está seguro de donde pretende ir?- aquello podría haberle parecido una burla a su persona, pero simplemente afirmó diciendo un "Sí" muy seguro.

-De acuerdo.... Debo advertirle que nadie ha salido muy bien parado de allí... y que...

-No me venga con estupideces y cuentos de hadas... su trabajo solo consiste en llevarme y traerme, sólo eso, no entre si no quiere.- No pretendía se descortés, pero simplemente no creía en esas cosas.

-Pero... Está bien... Mañana a las 8 de la mañana le guiaremos por la ciudad y después nos encaminaremos hacia El Valle de los Reyes, ¿está de acuerdo?

-¿Y no se puede ir directamente al Valle de los Reyes y dejar para otro día la visita turística?- Seto estaba siendo muy cortés, más de lo que solía ser con cualquier persona, pero aquella voz dulcemente femenina que sonaba a través del teléfono merecía ese respeto.

-De todas maneras para entrar allí debe haber bajado el Sol, ¿tiene algo mejor que hacer?-preguntó

-Muy bien... a las 8 en la puerta del Hotel "El Nilo"...

-Hasta mañana Señor Kaiba... buenas noches...-

.....

Seto colgó.

Se levantó de la cama y se acercó a la ventana, se podía ver el Nilo desde aquel hotel, algo que le hizo recordar todo lo que vivió en el Torneo de la Batalla Final (ciudad batalla en sud-América) y más tarde en aquel inesperado viaje a la memoria de...

-Otra vez... ¿cuando saldrás de mi cabeza maldito espíritu...?- Se alejó de la ventana y se puso algo más cómodo para estar por el hotel. Por una vez en mucho tiempo había olvidado los trajes de empresa y se había traído ropa normal, algunos pantalones cortos y camisetas; escogió unos pantalones negros largos y una camiseta de manga corta de color azul claro.

Tras esto, abrió el portátil y se conecto a través de la KaibaCorp para ver como estaba su hermano, tras hablar con él un poco Mokuba dijo que ya era tarde y que debía ir al colegio, Seto se despidió y miró algunas curiosidades del lugar, como museos, esculturas, arquitectura, ciudades, rutas...

Cuando pasó un rato, no se sabe cuanto exactamente, Seto es propicio a perder el tiempo delante del portátil sin saber cuanto tiempo pasó, se le hizo la hora de cenar, bajó al salón-comedor... escogió una mesa al azar y allí, tranquilo empezó a cenar...

El Sol aún no había decido levantarse cuando Seto se levantó aquella mañana, le esperaba un día largo y muy cansado, lo primero que hizo fue levantarse y mirar por la ventana, una vez observó el resplandor del Sol, se metió en el baño y se duchó recreándose un poco, al fin y al cabo... Podía decir que estaba de vacaciones; después de esto se vistió cómodo, unos vaqueros y una camisa, y bajó a desayunar, su hermano aún seguiría durmiendo.
   
Después de la hora de desayuno y de leer el periódico por internet en su portátil, decidió que lo mejor sería dejarle un correo a su hermano, de esta manera lo vería seguro, cuando empezó a ver que la gente del hotel ya estaba empezando a salir, contempló a través de la ventana a un coche que paró en frente de la puerta del hotel, entraron un par de hombres al hostal, sin embargo él seguía sumido en sus pensamientos y en si habría llegado ya la mujer de la excursión tan larga que le esperaba, de momento lo único que hacía era mirar aquel coche que seguía parado en la puerta y que despertaba la curiosidad de los demás turistas.
   
De repente el teléfono de la habitación sonó.

-"Señor Kaiba"-dijo la chica de la recepción- "tiene una llamada de su hermano Mokuba Kaiba... ¿quiere aceptarla?"
   
-Sí- dijo un tanto alarmado....
   
-"Seto"- dijo Mokuba
   
-Hola Mokuba ¿como van las cosas, no es un poco pronto para que estés levantado?-
   
-“Sí... bueno es que.... " -pensó- "es que Yugi ha venido diciendo que quiere una semana de vacaciones y que.... Dónde sería la próxima presentación que tenía que hacer que su manager se ha ido de vacaciones"
   
-¿!QUÉ!?- gritó -Sabía que no debía haber echo caso a ese idiota y no debía haberlo contratado... Dile a Yugi que mire su agenda personal en el ordenador de mi despacho y según el día que tenga que ir que se coja tantos días, pero que esté en el lugar que le toque un día antes por lo que pueda pasar.
   
-“Seto... Yugi me está preguntando que donde estás..”.- A éste se le hizo un nudo en el estómago...
-Dile que estoy en una reunión en Europa y no se cuando voy a volver... -dijo muy tranquilo y seguro de sí mismo, como siempre. Se oyó de fondo la voz de Mokuba repitiendo la frase que le había dicho él primero.
   
-"Vaya así que estás en Europa..."-
   
-Sí Mokuba lo siento por no habértelo dicho antes.
   
-"No pasa nada, debe ser muy importante... ¿no?"-
   
-Para mí sí lo es...-de pronto tocaron  a la puerta del hotel...- Mokuba ¿va todo bien por allí?
  
-"Sí, ¿es que no confías en mí?"- eso le dejó un poco extrañado a Seto
   
-Claro que sí Mokuba, solo quería asegurarme... tengo que colgar, ya hablaremos luego y contéstame al correo que te he dejado, hasta pronto...
   
-"Vale, nos vemos Seto..."- clic, clic, clic... Colgó y Seto también.
   
Se dirigió a abrir la puerta y se extrañó al ver que en la puerta estaban los dos hombres que habían entrado hace un rato al hotel le dijeron que la excursión empezaría ahora mismo si él ya se encontraba listo para partir y en cuanto apagó el portátil y lo recogió en su maletín, salió de la habitación e impaciente se dispuso a salir de allí para pasar el día lo más ameno posible y que llegara la noche lo antes posible, pero... conforme se fue dando cuenta de que quien le estaba esperando abajo en el coche era la misma mujer con la que había mantenido una conversación la pasada noche tuvo que mirar a aquella mujer dos veces antes de dirigirse al coche.
   
Era rubia casi castaña, no pasaría de metro sesenta y cinco, sus ojos eran de un marón muy oscuro; vestía con unos pastalones vaqueros muy finos bastante anchos y con una camisa de tirantes de color blanco, llevaba gafas de sol y esperaba en el asiento del conductor del coche. Desde que la vio, Seto sabía que no era de la zona, quizá del sur de Europa, España o Francia, pero desde luego no era egipcia. Uno de los dos hombres de apariencia de la zona se subió delante con ella y el otro subió al otro extremo de donde lo hizo Seto. En inglés Seto le dijo que a que venían estos dos hombres, ya que hasta ahora incluso el hotel se había comunicado con el en este idioma; pero ella se rió y le dijo que en realidad era la empresa quien le había enviado a estos dos hombres, pero que no se enteraban de nada por que solo sabían egipcio, y que no se preocupara, además le dijo que si a él le parecía más cómodo hablarían en japonés.
   
Seto siguió mirando por la ventana como si no hubiera escuchado nada y ella siguió guiándolo por la ciudad.
   
-¿Por qué vamos en coche por la cuidad?- preguntó en japonés para ponerla a prueba
   
-Simplemente para salir de la zona del hotel y entrar en la cuidad, pronto llegaremos al parking e iremos andando, espero que lleve buen calzado en paseo va a ser intenso y bastante caluroso.
   
-Espero que entienda que este paseo es innecesario y que yo solo quiero ir al Valle de los Reyes...
   
-Y yo tengo que repetirle que al lugar donde usted quiere ir solo créame que es mejor ir de noche que a plena luz del sol, asique haremos tiempo hasta entonces, ¿vale?.-hizo una pausa y lo miró de reojo  -Además de noche... es cuando la tumba del faraón sin nombre es menos peligrosa.
   
-¿Y se puede saber por qué sólo se puede ir de noche?- dijo interesado y dirigiéndole una mirada por el retrovisor a la conductora.
   
-Pues por que todo el que ha entrado, menos una persona, ha entrado de día y no ha salido con vida, así pues, confío en que podemos entrar de noche, si faraón así lo desea...
   
"Faraón... incluso en esta situación tengo que dejarme llevar por él... que bajo has caído Seto Kaiba..." pensó mientras desviaba la mirada de nuevo al cristal.
   
Al cabo de unos minutos de silencio y risas entre los dos acompañantes, que de vez en cuando la conductora les echaba unas miradas algo desafiantes, consiguió aparcar en un lugar cercano y seguro el coche y les hizo bajar a todos, lo guió por  todos los puntos importantes de la cuidad por los templos más característicos y por algunas pirámides de Gizheg, pero de una manera muy estratégica, cuando el Sol empezó a caer por el horizonte, los camellos que habían alquilado empezaron a impacientarse cuando vieron a donde habían llegado.
   
-Tranquilos...- dijo en egipcio a su camello acariciándolo- Bien señor Kaiba... aquí estamos... El Valle de los Reyes.
   
-Ya veo... así que lo tenías todo preparado...
   
-¿Qué clase de guía sería si no viéramos a lo que más le interesa al cliente?
   
-Tengo una duda... ¿por qué quieres venir a ese lugar si sabes que puedes morir en el intento?- conversaban mientras se dirigían a la puerta de la tumba en la que Seto tenía muchas ganas de entrar.
   
- Muy bien cenaremos aquí y después de reposar un rato, entraremos.- dijo la guía
   
-¿Reposar la cena?- se la quedó mirando Seto mientras le ordenaba cosas a los otros dos. -¿De dónde eres tú exactamente?- le preguntó a la guía
   
-Exactamente, exactamente... de España, ¿es que los japoneses no reposáis después de comer o cenar?-
   
-No me ha respondido a la otra pregunta, ¿por qué has decidido venir aun poniendo en riesgo tu vida?-


-Pues por que... siempre he querido ver que es lo que le ha causado la muerte a tantas personas, por qué ese tal Solomon Moto consiguió salir con vida y que fue lo que vio aquí, si de verdad encontró el tesoro de Atem...- Los acompañantes de la guía la miraron como si hubiera abierto la puerta a una maldición
  
-¿Por qué se ponen así... y... Cómo conoces el nombre de este faraón?
  
-Apareció de repente, la familia Istar vino a reclamar el nombre de la persona que yacía aquí, y aunque muchos aún no lo aceptan, muchas cosas coinciden, yo les ayudé en una ocasión, pero no me dejaron entrar ni profundizar mucho, así que ahora es cuando me toca a mí ver lo que ellos vieron.
  
-Tu también conoces a ese pirado de Marik...
  
-¿Pirado? A mi me pareció un chico muy simpático y muy aplicado. Un poco joven para mí...- y soltó una sonrisa.
  
Empezaron a comer y la conversación se paró, ellos se morían por comer, Seto comió lo justo y la guía comió un poco de todo, pero antes de eso ya llevaba medio bocadillo de jamón ibérico.
   
-¿Quiere un poco Kaiba?- le dijo la guía ofreciéndole algo del bocadillo de jamón
   
-No, gracias... ¿por cierto como se llama?
   
-Llámeme Iria- y le devolvió una sonrisa.
  
Pasó un rato de silencio y los dos hombres empezaron a temerse lo peor, empezaron a rezarle a todos los dioses y a maldecir el momento en el que fueron engañados por la guía sólo por el hecho de que iban a comer gratis, siempre hay trampa, debería haberlo sabido y demás cuando de pronto Iria se levantó y comenzó a caminar hacia dentro seguida por Seto.
   
-Seguro que sabes por donde vas... ¿no?
   
-Bueno, mis compañeros de trabajo dijeron que no, que no se fiase de mí para nada, por que soy una mujer que ha tenido que hacerse al duro mundo y construirse un buen puesto entre los hombres que se dedican a esto, hasta alcanzar una familia bastante importante para ser una mujer y dicen que eso me ha quitado feminismo, pero no se lo crea-
   
-Eso me deja más tranquilo gracias.- dijo muy irónico
   
-No se preocupes...  si hace lo que le digo... no le pasará nada.
   
-¿Como puede estar tan segura de eso?- dijo él parándose en seco.
  
-He pasado mucho tiempo recorriendo estos lugares malditos, creo saber como funcionan las cosas, y si tienes miedo, te dejas influenciar por él hasta tal punto de que te consume, es algo que en realidad no existe... y acabas muerto, aunque en realidad primero te vuelves loco- dijo muy segura
   
-¿Usted conoce al señor Moto?- dijo evitando el tema que no había terminado de entender.
   
-Sí, hablé con él de esta tumba al poco de llegar aquí y encontrar trabajo, este lugar me atrajo desde un primer momento... Aunque desde luego, no tengo la menor idea de por qué...
   
Llegaron a las sala de las serpientes que escupían agujas venenosas, pasaron por la prueba del fuego y la entrada secreta, por unos pasillos y por último por el laberinto del foso sin fondo, por aquel laberinto en el que había que pasar mostrando respeto. Seto al oír eso se mostró inseguro, pero al ver que no pasaba nada confió en ella, al terminar de aquel paseo, ella miró hacia delante y se le iluminó el rostro, por cierto ambos egipcios seguían acompañándolos, ellos se quedaron tras Seto, e Iría se adelantó hasta llegar a ponerse ante el tesoro más preciado de Faraón...
   
-Atem...- dijo en egipcio antiguo, así que Seto también entendía que decía.- Este viajero quiere ver vuestra tumba Mi Rey. Déjame que guíe a Seto hasta el lugar al cual él desea llegar...
   
Al pasar unos segundos tras el tesoro del Rey se abrió la puerta que necesitaban para entrar a la cámara funeraria de Atem, Seto no pudo contener más el asombro y le preguntó primero que dónde había aprendido aquel discurso, ella le dijo que lo había improvisado, sabía que este faraón era comprensivo y se decía de él que había sido uno de los mejores reyes que había tenido el reino y después de oír eso le preguntó que donde había oído eso y ella le contestó que lo había oído de los Istar.
  
-Por cierto... no es por meterme en asuntos que no me llaman, pero ¿por qué quería venir a ver esta tumba exactamente?
  
-Digamos que era algo que no me podía quitar de la cabeza...
   
-¿Por qué, le van las momias?- Ni si quiera se molestó en contestar, solo siguió hacia delante, tras ella, y cuando ella se giró para verificar la reacción él desvió la vista hacia otro lado... Se paró frente a él y lo miró a los ojos a eso ojos tan fríos que podías perderte como si se tratase de una tormenta glaciar...
   
-Dicen que este faraón ha vuelto hace poco y nos ha salvado a todos... ¿es cierto?
   
-¿Te creerías lo que te dijera?-
   
-Por suerte o desgracia te pareces demasiado a Seth, el hechicero fiel de faraón y su mayor rival. Creo que sí, sería capaz de creer lo que tú me dijeras.
   
-¿También crees eso? Que bien, otra pirada más...
   
-¿Por qué has vuelto si no? ¿Le echas de menos, le necesitas o simplemente...?
   
-No pienses cosas extrañas,- dijo sin mostrar nada, aunque estaba algo nervioso por dentro- Además yo soy Seto Kaiba, el dirigente de la KaibaCorp, no me tome el pelo señorita.- dijo algo impaciente así que lo dejó que siguiera adelante y sólo cuando dejó de oír los pasos le dijo:
   
-¿Satisfecho, señor empresario con mucha pasta de la KaibaCorp?