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jueves, 21 de abril de 2011

Hola de Nuevo, viejo amigo (parte 3)



 -Sí...- dijo tan asombrado como pudo al ver toda aquella sala de tesoros y bañada en oro; ella retrocedió y se quedó a su lado.
   
-Desde luego no hay duda de que fue alguien muy importante y querido, sólo le queda que sea guapo- dijo sonriendo con felicidad, después le ordenó a ambos que como tocaran algo que la maldición de Atem caería sobre ellos.- Por último solo decirle que aquí está todo lo que pueda querer de él, espero que lo encuentre, estaremos fuera... desde luego me gustaría haberlo conocido...- dijo mientras se iba y se dirigía por donde había venido arrastrando a ambos con ella. Antes de salir le dio suerte y siguió su camino hacia la sala de antes tal donde le había dicho a Seto que le esperaría.

Cuando se aseguró de que ellos ya se habían alejado lo suficiente se giró de nuevo donde estaba la tumba y pronunció su nombre...
   
-Atem, ya estoy aquí...
   
Y después de algunos segundos el espíritu de Atem se materializo delante de Seto y lo miró a los ojos, no pudo disimular su asombro al ver a Seto fuera de su oficina, de la ciudad e incluso llamarle por su nombre y aparecer en su tumba.
  
-¿Qué quieres, Seto?- le preguntó intrigado
   
-Quería hablar contigo Atem...- Ni siquiera sabía como seguir la conversación y decirle que no podía quitárselo de la cabeza.
   
-¿Hablar?-
   
-No me lo hagas más difícil Atem, no me vengas con preguntas con entonación de sorpresa.
   
-Lo siento pero es que ya me sorprende el hecho de tenerte delante de mí. Por cierto ¿cómo van Yugi y los demás?-
   
Seto no pudo ocultar un gesto de dolor, apretó los dientes y cerró los puños con fuerza...
   
-Muy bien Atem, vengo a ver... a hablar contigo y lo primero que se te pasa por la cabeza es ese estúpido de Yugi que lo único que sabe hacer es decir que la KaibaCorp le está ayudando mucho y que somos muy buenos que ellos...-
   
-¿Qué?- preguntó algo perdido...
   
-Tu amigo está de vacaciones por que seguramente le estresa el poder de la fama...
   
-¿Yugi trabaja para la KaibaCorp?- preguntó
   
-Pues sí. Desde que te fuiste digamos que la fama se la quedó él y... lo utilizamos para que haga algunos viajes y gane algo de dinero, la tienda del abuelo no da para mucho más...
   
-Seto... ¿a qué has venido?
   
Ahora era cuando venía lo más difícil de decir, se acercó a él y extendió la mano con el intento de agarrarlo de la camisa... pero su mano traspasó el cuerpo, y no pudo evitar mirar a la mano que había traspasado su cuerpo, la cerró y la abrió un par de veces y lo volvió a mirar... Su instinto le hizo girarse y dirigirse hacia la salida. Sus pasos eran inseguros, en su mente el  echo de irse o de quedarse discutían sin tregua hasta que se vio saliendo de aquella sala y como Iría empezaba a ser objeto de uso para aquellos  dos que estaban medio acosándola, él se dirigió a ella y le dijo que había algo dentro de aquella sala que debía ver.
   
Se dirigió un poco aliviada y extrañada y entró en aquella sala, por desgracia o cosa del destino vio a Atem allí como herido, y sin saber muy bien que era lo que había pasado en ese momento.
   
-Tu eres Atem... ¿verdad?- dijo Iría
   
-¿Quién eres tú?- preguntó
   
-Soy... soy quien ha contratado Seto para que lo lleve hasta aquí dentro y... encontrarte... supongo, el caso es que... él no tiene pinta de estar aquí, parece... un amargado que solo piensa en los beneficios para su empresa y... poco más...
   
-No solo su empresa, también su hermano pequeño...
   
-¿Tiene hermano pequeño?-
   
-Sí, lo cuida muy bien...
   
-¿En serio? Perdona me parece muy raro estar hablando con un muerto de hace 3000 años del hermano pequeño de un cliente...- sonrió
  
-¿Qué crees que quería decirme...?
  
-¿No se lo has preguntado?
  
-Sí, pero intentó tocarme y al atravesarme se fue como... decepcionado, es raro ver a Seto así...
  
-Mi instinto femenino me dice que si él no vuelve deberías ir a buscarlo antes de que salga de Egipto, y eso podría ser muy pronto...
   
-Siempre me ha sido muy difícil saber que es lo que en realidad se le pasa por la cabeza...- Ella miró la hora
   
-Ya... bueno... es hora de irnos esto desaparecerá en unas horas y sería muy difícil salir... Ha sido un placer conocerte Atem...- Se inclinó ante él como si fuera un Rey.
   
-Ya veo... has sido tú quién me ha dicho que tenía visita... Pensaba que sería Isizu...-
   
-No, ella está... Creo que está ayudando en una nueva excavación...
   
-Ya... ha sido un placer también... Será mejor que vuelva a dormir...
   
-Adiós...- ella se giró y se dirigió a la salida, antes de salir se giró y a pesar de que Atem ya no esta presente ella dijo en voz alta que quizá, él le necesitara... Después siguió hacia fuera y los volvió a guiar a la salida, acompañó a los egipcios hasta la agencia donde se los habían encargado y luego acompañó a Seto hasta el hotel.
   
-Si mañana quieres otro paseo antes de irse... avíseme.
   
-Sí, no te preocupes, buenas noches...
   
-Hasta luego- le dijo con una sonrisa.
   
A la mañana siguiente como siempre Seto se duchó, se vistió y encendió el portátil, respondió al mail que le había dejado su hermano en respuesta al primero que éste escribió y solo salió a dar una vuelta por el hotel, cuando se dio cuenta estaba en el comedor en la fila para desayunar y... ya que estaba no desaprovecharía el momento, así pues sin más se sentó en una de las mesas para dos personas y allí empezó a beber su taza de café con un par de tostadas mientras repasaba un periódico.
   
Después del entrañable desayuno subió de nuevo a la habitación, y se tumbó en la cama mirando al techo... “sin duda... no debería haber venido... pero... seguiría sin poder quitármelo de la cabeza... aunque... tampoco en que haya hecho que se esfumara para siempre... ¿debería volver a ir...? ¿Y qué haré una vez que haya llegado...? Lo llamaré y será como ayer, sin dejar nada en claro... ¿por qué un faraón que lleva 3000 años muerto? Maldita sea... si él no hubiera aparecido en mi vida...” Sonrió “si él no hubiera aparecido en mi vida... yo... sería un engreído de mierda... no había nadie que pudiera conmigo... y... me habría convertido en un muñeco de hierro...” Definitivamente no podía dejar de pensar en él, pero...él tampoco podía dejar de pensar en Seto...
  
En otro lugar no muy alejado de donde Seto se retorcía dentro de su mente, había alguien maldiciéndose por toda la eternidad... El joven se paseaba de arriba a bajo por su sala funeraria, pensando en por qué él había venido a verlo ahora, cuando él más lo necesitaba. Digamos que no era precisamente casualidad que Seto creyera verlo en todas partes si no que él quería estar en todas partes con Seto, a su lado... lo hachaba de menos, él era el único que realmente sabía que no le iba a fallar, él... él era especial... de una manera o de otra, podía ser terco, cabezota, engreído, creerse el rey de los dioses... pero es que en realidad... “Dioses... si él me escuchara se reiría mucho de mí... Pero... de verdad me gustaría saber por qué vino... ¡Espera!... Ella podría saberlo...” Atem escogió el momento menos oportuno para dejarse ver delante de Iría, esta entraba en el baño y a punto de entrar en la ducha cuando se dio cuenta que Atem había aparecido en aquel momento...
   
-¡Lo siento, lo siento, lo siento mucho...!- decía Atem mientras salía del aseo rojo como un tomate mientras Iría gritaba como una posesa y se tapaba con la toalla que no había terminado de soltar de sus manos.
   
-¡Deberías llamar antes de entrar!- gritaba mientras cerraba la puerta y se metía en la ducha...
   
-Lo siento es que... quería hablar contigo.-
   
-¿Conmigo?- dijo en un tono normal- Pensaba que habías hablado con Seto anoche...
   
-No... no lo hicimos, intentó tocarme y... se fue, quería preguntarte si tu... sabías por qué había venido...
   
-Pues, sólo dijo que quería ir a la tumba del faraón sin nombre... y... lo llevé, me preguntó que si conocía a Solomon Moto, ¿es un conocido vuestro?
   
-Sí... fue el que resolvió el puzle y me sacó de... esa prisión, no sé si estás enterada...
   
-Sí, vaya así que El Rey de los juegos fue... tu cuerpo durante algún tiempo...
  
-Sí, Solomon es su abuelo...
   
-Ah...- un largo silencio, ella se vistió y abrió la puerta del aseo, iba con unos vaqueros cortos y una camiseta cortada que le estaba gigante, con el pelo mojado y sin peinar...
   
-¿Qué crees que debería hacer?- Atem se había quitado la capa roja y algunas joyas, vestía con unos pantalones bombachos blancos y detalles en morado y negro. La verdad ella quedó impresionada al ver la figura lamentable que tenía el único faraón que ella había admirado desde siempre y no sabía si aquello era fantasía o realidad... Le miró los ojos, su mirada perdida y su postura de sentado en el borde de la cama con el peso hacia a tras y apoyado por las palmas de sus manos lo hacía aun más atractivo que la noche anterior en aquella sala.
-Para ser una momia pareces bastante real- y se acercó con un dedo a ver si podía tocar su piel, pero igual que había pasado con Seto su imagen era solo un espíritu, no una persona real... Se sentó a su lado suspiró y lo contempló durante unos segundos...
   
-Si no fuera una mujer... posiblemente no lo diría pero... ¿le quieres, verdad?- de repente su rostro cambió a un "mierda, me han pillado" pero ella siguió con lo que tenía que decir- desde luego, parece mentira que hayas salvado al mundo...- Atem la miró- deberías ir a hablar con él y dejarle las cosas claras, ya sea igual o no por su parte al menos... tú te quitarás un peso de encima...
   
-Pero... ¿como voy a denostarle lo que siento si no lo puedo tocar...?- Iría se sonrojó y pensó que no quería haber oído eso último, pero simplemente tragó y volvió a la conversación a tiempo para decirle una última cosa a faraón...
   
-Sabes... oí decir a Marik que una tal Tea le había contado no sé que cosa de que estuvieron en tu mente, o en el laberinto de tu mente o del puzle o no sé qué... ¿No podrías volver a hacer eso, dejar o hacer que Seto entrara en tu mente, en algún lugar donde... seáis iguales, más o menos? Ya sabes a qué me refiero...-Iría estaba empezando a desviarse y a pensar en cosas que no quería, por suerte Atem soltó una risilla que la sacó del apuro y ambos se rieron.
   
-Sí, creo que puede funcionar... Muchas gracias por la propuesta...-
   
Antes de que pudiera decirle "de nada" abrieron la puerta de su habitación de golpe y ella se sobre saltó y miró de golpe a la puerta, su jefe estaba bastante enfadado, miró a su lado y Atem seguí allí, pero parece que él no podía verlo, lo que la alivió por el momento. Volvió a dirigir la vista a su jefe que ya casi le había metido la cara en la suya, se había quedado a unos escasos centímetros de su cara, eso siempre la ponía muy nerviosa. Él era un hombre de unos 40 años, casado  con hijos pero sin remordimientos, además le sacaba de sus casillas el que su jefe pudiera entrar en si habitación cuando quisiera.
La agencia de guías de este hombre se hospedaba en un hotel normalillo que era solo y exclusivo para guías. Era dónde estaba Iria ahora.
   
-¿Qué quieres ahora?- dijo Iría alejándose de él e invadiendo en espacio en el que se había sentado Atem incomodando a faraón
   
-Me he enterado que has guiado a un turista millonario a una tumba maldita esa que dicen que nadie vuelve... ¿Quieres que te eche de esta empresa? Por cierto, ¿con quien estabas hablando? Te he oído.
   
-Pues lógicamente conmigo misma, no ves que no hay nadie más aquí...-
   
-Ya... la última persona que se atrevió a entrar ahí la tuve que despedir por que se le iba la cabeza, ¿no querrás que te haga lo mismo verdad?
   
-No, no estoy loca, déjame en paz y salga de mi habitación de una vez...
   
-¿Desde cuando eres tu quien me da ordenes?- ella lo miraba con ira
   
-Me encanta esa mirada desafiante tuya...
   
-Déjeme en paz y vivir mi vida a gusto, le recuerdo que su mujer y sus hijos siguen esperando en el hotel bahía del Nilo a que valla ha buscarlos para la visita turística personal.
   
-Es una buena excusa pero ya me lo dijo hace un mes... dos veces no cuela...
   
-Señor, señor... su esposa e hijos están en el aeropuerto y le estás esperando...- se oyó desde la puerta
   
-Mierda... ¡enseguida voy! Tú no te escaparás la próxima vez...- se fue, cerró la puerta de portazo y se le oyó maldecir a los dioses por su mala suerte.
   
-Menudo jefe...
   
-Oh!, Atem lo siento...- se puso de pie y se sonrojó un poco...
   
-No pasa nada, pero... me preocupas no deberías aguantar eso...
   
-¿Conoces a alguien que podría acogerme? por que me he pateado todas las empresas y te aseguro que... soy una "gafe", por desgracia no se nos aprecia mucho por ser mujeres y la vida es mucho más difícil para nosotras que para ellos, de hecho, creo que soy una de las pocas que tenemos un trabajo casi fijo...
   
-No te preocupes, te ayudaré, a encontrar alguien que te contrate, así te pagaré por tu ayuda, además es hora de irme... gracias de nuevo.-
   
-De nada- dijo con una sonrisa.
   
Cuando Atem se fue ella pensó seriamente en qué iba a hacer él, pero prefirió tomárselo como una sorpresa y dejar de pensar, además ayudó el hecho de sonara el teléfono.
   
-¿Sí?
  
-Soy Seto. ¿Te molesto? Es que tenía que hablar contigo...
   
-Hola... ¿Qué querías Kaiba?
   
-¿Cree que es recomendable que vuelva a la tumba yo solo o estaría dispuesta a guiarme otra vez,  aun que eso significara perder su puesto?
   
-Desde luego le recomiendo que no valla solo, los caminos del desierto son muy traicioneros y le aseguro que es facilísimo perderse en mitad de ellos... pero ¿como sabe lo de mi trabajo?
   
-Acabo de hablar con un imbécil que dice que es tu jefe y que va ha echarte por haberme llevado a ese lugar, si estoy de acuerdo con el despido y si me encontraba bien...
   
-Ah... La verdad... no es que me moleste ir de nuevo, me da igual ¿Piensas volver?
  
-Sí, creo que es hora de decir... da igual creo que debo volver...
  
-¿...Y dejar las cosas clara de una vez?- Dijo Iria por él
  
-¿Qué, cómo...?- no lo dejó terminar
  
-Espérese, sea paciente, quizá se lleve una sorpresa, pero hágame el favor de ser sincero con usted mismo...-
   
Seto no sabía como reaccionar a eso...
   
-Bueno ya hablaremos, acuérdese de despedirse antes de irse, adiós... clic, clic, clic...-
   
En la mente de Iria se repetía “eres una vieja alcahueta, vieja alcahueta...VIEJA ALCAHUETA... Mírate Iria... das consejos de amor cuando tu eres la primera que está más sola que la una... eres de lo peor...”
   
Aquella tarde Seto ni siquiera se planteó el salir de la habitación, simplemente se quedó mirando a la ventana o se comunicaba con la empresa y con su hermano a través del portátil, y le daba vueltas a las palabras de Iria, ¿por qué la había llamado, por qué ha ella? él no solía compartir sus penas con nadie y menos con una guía de Egipto...
   
Lentamente iba llegando la noche... lenta y aburridamente el sol iba ocultándose poco a poco hasta que Seto tuvo que encender las luces de la habitación y se quedó tumbado en la cama, con el portátil ya apagado y sin nada que hacer... En su mente aun se escuchaba las palabras que le habían dicho por teléfono, "espera y sé paciente, llegará". Pero, ¿qué era lo que debía esperar, que era lo que i... iba... a... lleg... ar?....
   
Seto quedó sumido en el más profundo sueño.
   
Todo estaba oscuro... “¿dónde estoy?” se decía a sí mismo.”¿Qué es esto...? Ya he estado aquí antes...”
   
-¿Seto? Seto despierta...- se oía una voz familiar...
   
-¿Quién... qué... Qué hago aquí?- le dijo a Atem
   
-Bienvenido a mi mundo Seto Kaiba...- se levantó y le mostró un lugar ya conocido por él, era el mismo lugar donde estaba pero aún no estaba en ruinas, había vuelto de algún modo a aquel pasado que le seguía allá por donde fuera, vio el mismo reino que había visto cuando Bakura había empezado aquella tragedia y se había visto, aquella vez que Seto recordó a Kisara... Aquel lugar no había cambiado lo más mínimo, y en cierto modo se asustó al verse de nuevo metido en aquel lugar...

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