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viernes, 3 de junio de 2011

Kuroshitsuji I




Aquella tarde llovía muy fuerte había olvidado el paraguas en casa con las prisas y ahora en el vestuario del teatro llamaba a casa a que él viniera a por mí. Con algo de suerte vendría lo suficientemente tarde para que nadie lo viera llegar.

-Ven a por mí a la puerta trasera del teatro, está lloviendo…-

-En seguida-

Sólo una orden era suficiente, una orden clara y concisa, no necesitaba nada más, incluso podía haberme ahorrado la segunda parte.

Todas las demás chicas en el vestuario se habían ido, yo me dirigía a la puerta trasera cuando el director me tocó el hombro y me giré para ver quien era y qué quería.

-Toma, esto es parte del vestuario, la semana que viene vendrán a probártelo, tráetelo todo ensayaremos con vestuario, luces y demás.

-¿El lunes?

-Sí, cuanto antes lo tengáis mejor, no quiero prisas de última hora.- No terminó aquella frase cuando salió corriendo a atender al otro personaje principal y compañero de la compañía de teatro. Al ver como desaparecía tras la esquina que daba a las escaleras del escenario, me giré y continué mi camino observando que como me temía, ya había llegado.

Como siempre se inclinó débilmente a modo de saludo y después me miró y sonrió.

-¿Qué tal ha ido el ensayo?

-Bien, como siempre…- Me metí bajo el paraguas y me guió hasta la puerta del copiloto del coche, después subió y nos dirigimos a casa.

-Ha recibido una llamada para una pequeña exposición junto a la señorita Claudia para éste viernes en la sala de exposiciones del ayuntamiento. La inauguración será a las 20 horas.

-¿Ha llamado ella personalmente?  

-Como siempre.

-¿De cuanto espacio dispongo?

-Eso me dijo que cuando volvieras que la llamases para confirmarlo todo, incluido el espacio.

El resto del camino a casa lo inundó la música de la radio, ninguno de los dos tenía nada más a decir, cuando de pronto un ruido en mi estómago me hizo preguntar inconscientemente por la cena.

-Ensalada, macedonia de fruta, y si gusta le preparé unos montaditos de algo ligero.

-Te has tomado muy enserio eso de que iba a hacer dieta…

-Cualquier cosa que diga es para mí una orden.

Poco después entramos en el garaje, aparcó y salimos; abrió la puerta de la casa y me cogió la bolsa de mano con las partes del traje que me había dado y las dejó en una habitación dedicada a ello; después terminó de preparar la cena mientras yo me duchaba.

El agua recorriendo mi cuerpo, la espuma resbalando por mis curvas, toda esa tranquilidad se quebró cuando desde el otro lado de la puerta golpeo y dijo que la cena ya estaba lista. Apagué el grifo con desgana, me sequé me puse el pijama y me lié una talla en el pelo para salir a cenar.

En cuanto me vio salir por la puerta me cogió del brazo, me paró y me dijo que no iba a ir a ningún lado con el pelo mojado… Tras aquel movimiento tan brusco mi mirada se relajó y quedó en desgana, tras diez minutos mirando como secaba mi pelo me recogió el pelo y me dejó huir hacia la mesa.

Me senté y mientras miraba aquella mesa llena de comida, que no era muy grande, me iba presentando que había en cada plato. A continuación se quedó de pie a esperar a que diera el primer bocado a un montadito de jamón york con tomate. Antes de dar el primer bocado lo miré.

-Puedes sentarte conmigo a comer, no me gusta verte de pie mientras como.

-Es para un mayordomo una falta sentarse junto a su amo.

-Sebastian, es una orden, no vengo de una familia rica con mayordomos, sencillamente me da igual, simplemente siéntate y come.- Una sonrisa tranquila se dibujó en sus labios y después de sentó, se quitó los guantes y comenzó a comer junto a mí. En parte para asegurarme que iba a comer y en parte por curiosidad, me quedé mirando durante unos segundos su mano izquierda, y la muestra de nuestro trato.

-¿Ocurre algo, señorita?

-No… - cerré los ojos y continué comiendo. Al terminar se levantó el primero y me dejó el teléfono en el borde para que no se me olvidara llamarla. Ya lo había hecho…

Me fui a la sala de estar mientras él recogía la mesa y la llamé.

-¿Claudia? Soy Karen.

-¡Karen! Estaba a punto de llamarte, escucha, no sé si hay problema con que sea el viernes antes de la actuación, he pensado que si ensayas podemos ir a montar por la mañana o bueno cuando tengas libre, es una sala pequeña por lo que he visto, a sique con unas 10, 11 pinturas estará bien.

-¿Estará 15 días como siempre?

-No lo sé… eso depende de la gente que vaya, hay que hacer publicidad.

-Y no me digas que ya has hecho el evento Tuenti y Facebook…

-Por supuesto, ¿Qué esperabas?

-Eres única, está bien, el martes te llamo para ver si vamos por la mañana o por la tarde…

-Eres genial, nos vemos mañana. Buenas noches.

-Adiós…

En el momento en que colgué me puse rumbo a la sala dónde me solía poner a dibujar, la más espaciosa tras la sala de estar de la planta baja. Observé los lienzos que tenía terminados… Eran un total de nueve. Me sorprendí de tener tantos.

-Hay que ver… esto de depender de que te llamen da mucho tiempo libre…

-¿Al final en qué ha quedado, señorita?- Me sorprendí, no me esperaba que llegase sin avisar, iba secando un vaso, con una sonrisa y gran alegría en la cara.

-Tengo que hacer un par más antes del viernes…

-¿Quiere que le ayude?

-No es necesario, anuque… Bueno si necesito algo te lo haré saber.

Movía con cuidado las telas que tapaban los lienzos, los apilé en una pared y los ordené un poco por temática.

-No debería esconder esos cuadros son realmente buenos.

-No es por eso, el sol daña… ¿Los has visto?- me giré de repente hacia él muy sorprendida y sentía que unos calores se apoderaban de mí.

-Sí, bueno mientras limpiaba la habitación una de las telas cayó y lo vi. Era su hermana, su novio y ese perro.

-No digas “ese perro” ya me quedó claro que no te gustaban, yo le tengo cariño y sabes que el perro no causa ningún problema.

-Lo siento, señorita.

-En fin… tendré que pensar en algo mañana para hacer los dos que me faltan… Por cierto Sebastian, recuérdame que el martes llame a Claudia, tengo que hablar con ella para ver que día vamos a montar, y que el lunes se lo diga al director.

-Por supuesto. ¿Algo más?

-No.

-Vaya a lavarse los dientes y acuéstese, es tarde.

-Cada día te pareces más a mi madre, Sebastian…- dije entre dientes y en un susurro. No dijo nada, simplemente sonrió, como siempre que le decía lo mismo, mientras se alejaba pensaba en lo mismo. "Es un demonio, Karen… Es un demonio endemoniadamente sexy… Pero un demonio a fin de cuentas…"

2 comentarios:

  1. "ese perro"... ¬¬

    Siento como despierta el monstruo que hay en mí...Aaaaaajjjj!!!

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  2. xDDD
    Ya se lo dije que no se metiera con él -.-''

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