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jueves, 30 de junio de 2011

Kuroshitsuji VIII



Me apoyé en la puerta y me quedé allí sentada mirando hacia el cielo nocturno a través de la ventana. Mi cabeza estaba apoyada también en la puerta y cuando oí que los pasos al otro lado de la puerta desaparecían apoyé mi codo derecho sobre esa misma rodilla y dejé caer mi cabeza en la palma de mi mano.

-¿Por qué se acercó tanto…?- Busqué a Kuro por mi habitación, pero no estaba. A pesar de que se había acostumbrado a subirse a mi cama y esperar mis caricias, no estaba en aquel momento.-Quiero abrazar a Kuro…- Me levanté del suelo y abrí por completo las cortinas, me senté en la cama y me abracé a un peluche.

Mientras más intentaba explicar aquella situación más fuerte se volvía la sensación de calor dentro de mí, pero me negaba a abrir la ventana o soltar aquel muñeco; cuanto más intentaba deshacerme de los recuerdos pensando en cualquier otra cosa, ellos regresaban con muchísima más fuerza, como en aquel sueño. Aquel sueño era la peor de mis dulces pesadillas, que tenía por nombre Sebastian Michaelis.

Después de un rato, tocó a la puerta dos veces. Me sobresalté y la miré esperando lo peor.

-Señorita, voy a entrar…- Tras decirlo entró sin más, me miró y se acercó lentamente. Al verlo me alarmé y le tiré el peluche.

-No te acerques más.- Iba directo a la cara, pero lo cogió con la mano izquierda y continuó acercándose hasta quedar junto al borde la cama.

-Es ya muy tarde, debería acostarse y dormir.

¿Crees que puedo dormir? ¿Crees que estaría aquí si pudiera dormir? Ambas preguntas aparecieron en mi mente pero fueron incapaces de salir. Agradecí no hacerlo de nuevo. Su mano derecha se paseó por mi cabeza y cuidadosamente alzó mi cara para que lo mirara. Aquellos ojos estaban clavándose de nuevo dentro de mí, estaban de nuevo mirando mi alma, mis pensamientos, todo lo que quería. Una gran sonrisa se apoderó de su rostro.

-Me pregunto si debería…- se acercó mucho, hasta quedar a escasos centímetros de mis labios, sus ojos seguían mirándome fijamente, subió una rodilla al borde de la cama y se apoyó en la cabecera de ésta con su mano izquierda- … Hacer algo para complacerla.

Sus ojos, sus ojos se encendieron con intensidad de ese rojo demoníaco; estaba muy cerca. Seguía sosteniendo mi rostro y sonreía mientras sus palabras inundaban mis oídos y mi cabeza. Sólo con aquella frase ya había encendido más aún mi cuerpo, noté cómo el calor subía a gran velocidad hacia mi cara.

-N-no…- dije con dificultad mientras mis ojos se entrecerraban solos.

-Pero su cuerpo me ordena lo contrario, señorita…

Maldito demonio, lo odiaré siempre por no obedecer aquella orden.

Su mano derecha que sujetaba mi rostro resbaló por mi barbilla, garganta, pecho, rodeo mis caderas y saltó al muslo de mi pierna izquierda, hasta parar en seco segundos después. Su sonrisa no desaparecía, tampoco aquellos ojos brillantes.

-¡Oh!- dijo mirando aquella mano- si sigo así me temo que mis guantes acabarán ensuciándose-

¡¡Maldito pervertido si vas a hacerme de todo HAZ LO YA!! … Pero siquiera pude abrir o cerrar mis labios ni un solo milímetro. Las cortinas se cerraron de repente al igual que la puerta, al principio sólo podía ver aquellos ojos que brillaban intensamente, poco después continuó su camino con aquella deseada mano intrusa.

-Discúlpeme de nuevo si no soy gentil.

No me importaba, ciertamente merecía cualquier dolor por estar haciendo aquello en ese momento. Mis manos buscaron su rostro y mis labios lo besaron mientras mi cuerpo se estremecía y acallaban los primeros gemidos jugueteando con la lengua de aquel demonio. Me abracé a su cuello. Sentía que aquellas manos deslizaban los pantalones cortos de mi pijama y también mi ropa interior.  Mi cuerpo se resbaló un poco en la cama al deshacerse de aquellas prendas. Entonces me quedé prácticamente acostada en la cama, separada a la fuerza de sus labios y de nuevo mirándolo. Mis ojos se habían acostumbrado a la oscuridad y podía ver ahora toda su figura. Se acercó de nuevo.

-Y bien ¿por qué no continúa por dónde se había quedado en el pasillo?- Aquella sonrisa no desapareció. Él no debía disfrutar con ello, sin embargo, estaba allí, tentándome de aquella manera, como el demonio que era. Seduciéndome.

No puedo asegurar si fue sólo un pensamiento o lo dije en voz alta, pero se dio por aludido tras aumentar aquella sonrisa más ampliamente: “Te odio…” Abracé su cuello con mi mano izquierda y me impulsé para besarle mientras, de nuevo, desabrochaba el nudo de aquella corbata deshaciéndome de ella, quité su chaqueta y desabroche su chaleco dejándolo caer fuera de la cama. Desabroché lentamente cada uno de los botones de la camisa con ambas manos mientras él mantenía su mirada fija en mí. Coloqué mis manos en el pecho de Sebastian y cogiendo la camisa con los dedos índices deslice la mano por la piel del demonio hasta que cayó suavemente por sus brazos y cayendo, finalmente, sobre la cama la dejé a un lado.

Sebastian subió totalmente a la cama intercalando una de sus piernas entre las mías. Deslizó sus manos dentro de mi camisa y con cuidado me despojó de ella alzándome hasta quedar sentada. Cuando abrí los ojos su mano rodeaba mi rostro, su dedo pulgar rozaba mi labio inferior.

-No debería dudar en un momento así, señorita…

Pero… ¿Él estaba a gusto haciendo eso? ¿Debería seguir a pesar de todo? Sebastian, ese demonio al que, por alguna razón que no llegaba a entender, había llegado a amar sin darme cuenta. Ese ser que me hacía odiarle y me hacía reír, el mismo que me protegía y me mandaba hacer trabajos y a ensayar como si fuera un castigo en vez de aquello que era mi obligación.

-Será un problema mañana si no rinde en el ensayo… Y en este estado es obvio que no puede dormir.- Se estaba riendo de mí, pero no estaba diciendo ninguna tontería. Todas sus palabras tan calculadas, cada sílaba con una razón para ser dicha.

Me apoyé sobre mis rodillas y seguí desabrochando el cinturón de Sebastian, el pantalón, hasta deshacerme de toda su ropa. Me quedé unos segundos sin saber muy bien que hacer, él enseguida tomó las riendas de la situación; me tumbó en la cama y deshizo la misma en un movimiento muy rápido dejándome caer con suma delicadeza. Se apoyó con ambos brazos a los lados de mi cabeza y me miró de nuevo sonriéndome.

-Seré muy gentil.

Abracé la espalda de Sebastian mientras esperaba con ansias aquella penetración, no habría por qué ser gentil, no había nada que obstaculizara su entrada; y comenzó a balancearse mientras sentía como entraba y salía de mí.

-No me esperaba esto de usted señorita.

-Nunca preguntas-te - dije lo más seguido posible, intentando calmar los gemidos para poder hablar bien, pero fue imposible. Cuanto más intentaba acallarlos más fuerte era el placer que me producían sus embestidas, eran incluso mejores que como las había soñado. Me abracé muy fuerte a él. En aquella noche, en aquellos momentos era sólo a mí a quien podía ofrecer aquel placer indescriptible. Me llenaba, me colmaba gota a gota, segundo a segundo, como un vaso que cae… y cuando pensé que iba a romperme él paró en seco y al abrir los ojos me estaba mirando muy fijamente y algo extrañado.

-¿Qué…?- No pude terminar la frase, enseguida se dio cuenta que yo había notado su gesto y volvió a sonreírme. Salió de mí y me giró. Levantó mi cuerpo al límite del éxtasis y me puso de espaldas a él, apoyándome en la pared que daba a la cabera de la cama. Su mano izquierda resbaló por mi costado izquierdo sintiendo también el inicio de sus uñas, dibujando mi contorno, cruzándose por mi abdomen repasando mi obligo y rodeando mi cadera derecha dónde se haya aquel contrato.

-Lo recuerda ¿verdad señorita?, su alma será mía… Mientras tanto- giré mi cabeza hacia el lugar de dónde provenía su voz; a mi izquierda. Su rostro estaba muy cerca y aquellos ojos habían vuelto a encenderse sin ocultar lo deseoso que estaba por que llegara ese momento.- yo seré sólo un simple mayordomo…-No dije nada, apoyé mi cabeza en la suya y puse mi mano sobra la de él tapando ambas marcas del contrato mientras ponía de nuevo en orden las ideas en mi cabeza y esbocé una ligera sonrisa.

-Sin embargo…- empecé aquella frase, pero él la terminó por mí, susurrándola en mi oído de nuevo de aquella manera tan sexy que tenía de expresarse.

-Sin embargo esta noche me perteneces por completo, Karen… ya no sólo tu alma tiene mi nombre, sino ahora también tu cuerpo son totalmente míos.- Mi nombre... era la primera vez que lo oía pronunciado por él... Excitante.

-Sebastian, según este contrato me perteneces a mí hasta el final de mi vida, ¿recuerdas?- Acerqué mis labios hasta el punto de rozarlos con los suyos mientras continuaba hablando, sólo de pensar lo que iba a salir de mis labios aquella sonrisa sólo aumentó.- ¿Desde cuándo dejas un trabajo a medias, Sebastian?- lo tenté con mi voz al igual que él había hecho conmigo; y aquellas palabras definitivamente afectaron de algún modo a mi querido Sebastian, sus ojos se apagaron y comenzó a embestirme de nuevo, más fuerte y salvaje que hacía un rato, y no sólo se conformó con eso, su mano izquierda me masturbaba mientras sostenía mi cuerpo con la derecha.

¿Qué era aquello que sonaba a mi espalda? ¿Sebastian estaba gimiendo? Y parecía estar sonriendo mientras yo volvía a inundarme con aquella sensación. El vaso que había sido parado en el tiempo ahora continuaba cayendo sin control, hasta que inevitablemente caí y me rompí en aquel orgasmo que se hacía notar en todo mi cuerpo. Sebastian lamió mi cuello mientras mi último gemido luchaba por salir más allá de la trampa de las cuerdas vocales por las cuales fue silenciado.

Mi cuerpo pesaba mucho y estaba muy cansada, mi respiración estaba muy acelerada, pero la de Sebastian también. Me acostó en la cama y me arropó con lo primero que encontró, después vi su última sonrisa tras sus “buenas noches”. Sentí como se sentaba en la cama y se ponía algo de ropa para abandonar más tarde la habitación.

2 comentarios:

  1. Nooooooooo... a la mama...maaaama, mira lo que ha hechoooo....¬¬(dedo índice señalando)

    Y habrá quien piense,¡¡Sebastian no tiene espada!! y se quede tan pancho XDDDD

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  2. Mi Sebas-chan tiene de todo.. y bien DO-TA-DO xDDD
    .... no se lo digas a mamá... -.-''

    xDDDDDDDD!!

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